Barcelona se prepara un año más para acoger la regata Puig Vela Clàssica Barcelona, que en su novena edición reunirá a la flota de barcos clásicos y de época con más historia del planeta. Este año se celebrará entre el 13 y 16 de julio en el Real Club Náutico de Barcelona.
Estas obras de arte náuticas convertirán las aguas de la capital catalana en un museo flotante. Todo un espectáculo que se ha consolidado como un evento social y cultural veraniego en la costa barcelonesa. Cada vez es más el público, entre residentes y turistas, que se acerca a la ciudad para contemplar este espectáculo.
El año pasado la prueba congregó a más de 500 regatistas y a una gran cantidad de amantes del mar. Las competiciones náuticas pudieron seguirse desde diferentes escenarios emblemáticos, como el Port Vell, la Barceloneta o el Port Olímpic. La IX edición de la regata Puig Vela Clàssica Barcelona es ya una cita indispensable en el calendario internacional, tanto para sus participantes y armadores, como para los aficionados de la náutica clásica.
Durante cuatro días, toda la ciudad será testigo de un espectáculo único, del que solo se puede disfrutar en muy pocas y exóticas localidades del mundo, como Antigua, Antibes, Newport, la isla de Wight o Cannes. En estas jornadas se disfrutará en los muelles del Real Club Náutico de Barcelona del ambiente sofisticado del mundo de los yates clásicos.
Legado histórico
El público presente podrá admirar embarcaciones centenarias que son auténticas obras de arte náuticas. Muchos de los barcos que acuden a esta regata constituyen un legado histórico, como es el caso del Manitou, convertido por el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy en su barco presidencial y al que apodó La Casa Blanca flotante.
Otras de las joyas marinas que suelen amarrar en el Real Club Náutico de Barcelona para esta competición son el Moonbean IV, embarcación en la que Rainiero de Mónaco y Grace Kelly pasaron su luna de miel en 1956, y el Moonbeam III. También claro ejemplo de elegancia, glamour e historia es el Mariette, barco que fue requisado por el servicio de Guarda Costas de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial para la vigilancia de la costa oeste. Asimismo, embarcaciones legendarias como Islander o Eilean harán las delicias de los aficionados en esta edición, compitiendo por un trofeo que año tras año es referente en la vela clásica europea.
Hay que señalar que muchas de estas embarcaciones, que ahora se admiran en su esplendor, permanecieron abandonadas en puertos, olvidadas en ríos, hundidas en lagos o arrasadas por huracanes, quedando prácticamente inservibles. El empeño de los apasionados de la náutica los salvó del olvido y el deterioro, recuperándolos para la competición y para el disfrute general.
Fuente:www.eleconomista.es
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